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jueves, 14 de octubre de 2021

Nuestro centro escolar ideal

Con motivo de la práctica 4, sobre constitución del Consejo Escolar, realizamos por grupos una actividad en clase que consistió, precisamente, en constituirnos como el Consejo Escolar de un centro educativo ficticio y realizar algo similar al acta de una primera reunión. En ella quedarían reflejados aspectos tan relevantes como el nombre del centro, sus valores educativos y una definición de educación sobre la que podría reposar el desarrollo del Proyecto Educativo del Centro. En este post os comento brevemente algunas de nuestras conclusiones.


 A imagen y semejanza de un Consejo Escolar auténtico, el nuestro estaba compuesto por el Director del centro, una jefa de estudios, tres profesores, dos padres, dos alumnos, un representante del PAS, otro del ayuntamiento y el secretario. Yo tuve el rol de profesor, asignado por sorteo. El centro, acrodamos, iba a ser un centro público, ofrecería los niveles de ESO y Bachillerato y se encontraría en algún barrio de una ciudad.

Uno de los puntos clave de este ejercicio era reflexionar sobre el concepto educación y plasmarlo en una definición. En nuestro caso, definimos la educación como un proceso de desarrollo cognitivo y social, orientado al estímulo del pensamiento crítico, analítico y creativo en todas sus facetas. Con esta definición quisimos poner en valor, en primer lugar, que la educación es un proceso en sí mismo y no un fin. Acordamos además que debía tener una doble vertiente: una cognitiva, asociada al desarrollo de las capacidades intelectuales de los alumnos (lecto-escritura, abstracción, etc.), y otra social, que les ayude a entenderse a sí mismos y desarrollarse como personas dentro de la sociedad. En ambos casos, pensamos, debe primar la capacidad de recibir información e interpretarla de forma crítica para poder generar, en la medida de sus posibilidades y aprendizajes previos, respuestas adecuadas y elaboradas (creatividad).

El segundo pilar fundamental del acta simulada era la determinación de los valores educativos que regirían el Proyecto Educativo del Centro. En este aspecto no logramos acordar un conjunto reducido de valores, no porque no fuésemos capaces de debatir y optar por los "mejores", sino porque nos pareció que no había unos valores "mejores" y unos valores "peores". Todos son importantes y deberían perseguirse no solo en el ámbito educativo sino también en cualquier entorno al que se expongan los niños y adolescentes. Entre esos valores encontramos:

  • Respecto hacia todas las personas y el medio ambiente, fundamental para vivir en sociedad de manera sostenible a largo plazo.
  • Tolerancia y empatía hacia las personas que les rodean y sus situaciones.
  • Disciplina de trabajo
  • Responsabilidad hacia todo tipo de tareas, tanto importantes como más triviales
  • Igualdad en todas sus manifestaciones
  • Solidaridad dentro y fuera de las aulas

Como digo, si nos paramos a pensarlas, un adolescente que carezca de alguno de estos valores llamará la atención tarde o temprano dentro de la sociedad, por lo que nos parece importante que un Proyecto Educativo fomente todos ellos. Para ello, reflexionamos también, la necesidad imperiosa de contar con la complicidad y ayuda de las familias, responsables de una buena parte de la educación de los menores fuera de las aulas.

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