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¡Hola! Mi nombre es Álvaro Magdaleno González y soy ingeniero industrial, investigador y profesor. En este post os voy a contar un poco mi v...

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sábado, 9 de octubre de 2021

Castilla y León, tierra de educadores

En este post quiero analizar brevemente el éxito educativo de mi Comunidad Autónoma: Castilla y León. Por "éxito" podemos entender diferentes cosas unos y otros, porque el éxito está condicionado a los objetivos que se marque cada uno y la forma de medirlos o evaluarlos. En el ámbito educativo existe una herramienta bastante consolidada, no digo que perfecta, conocida como informe PISA (acrónimo de Programme for International Student Assessment) que, desde el año 2000 y de forma trianual (esto es, cada tres años), evalúa el rendimiento de escolares de 15 años en materias como matemáticas, ciencias y lectura. El último informe data del año 2018 y estaba previsto otro para este 2021, pero por motivo de la crisis sanitaria que nos ha tenido entretenidos y a otras cosas el próximo informe se ha retrasado para 2022. El siguiente también se ha retrasado de 2024 a 2025. 

La cuestión aquí es que los resultados de Castilla y León en los últimos informes PISA son buenos, superiores a la media nacional, de la OCDE y de la UE en las tres competencias. En el último informe, Castilla y León se situó segunda por detrás de Galicia en ciencias, segunda por detrás de Navarra en matemáticas y primera en lectura. El rendimiento en ciencias y matemáticas es comparable al que obtienen países como Finlandia o Canadá, dos potencias educativas a nivel mundial. Qué bien, ¿no? ¿Y cómo hemos hecho para llegar hasta aquí?

Las claves del éxito educativo en Castilla y León, tal y como se analizan en el libro Sistemas Educativos Decentes (y resumidas en este artículo), podrían residir en los siguientes puntos:

1. Continuidad en las políticas educativas. Tal y como corroboraba recientemente, por ejemplo, el Director de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Valladolid, en una entrevista concedida a El Español con motivo del Día Mundial del Docente, los profesores no pueden estar pendientes de los vaivenes que se produzcan casi cada 4 años en cuestión de materia de educación. No es posible gestionar uno o más cambios, comprobar si funcionan o no y decidir si es necesario modificarlos o eliminarlos en ese lapso de tiempo tan corto. En Castilla y León gobierna el mismo partido desde el año 1987, lo cual ha facilitado en gran medida la estabilización de las políticas sobre las cuales tienen más capacidad de decisión, a pesar de los cambios provocados por los distintos cambios de Gobierno a nivel nacional. 

2. Rigor en la evaluación, no solo de los alumnos, sino del propio sistema educativo, que permite plantear cambios lógicos y con sentido, orientados a una auténtica mejora de la calidad de la enseñanza.

3.Eficiencia del gasto público en educación. Castilla y León, con una inversión en educación inferior a la de otras comunidades autónomas, ha conseguido rentabilizar esa inversión y consigue resultados como los mencionados anteriormente. Es notable, por ejemplo, el esfuerzo que se realiza en esta comunidad por dotar de centros y profesores al medio rural, a una población no muy numerosa pero muy dispersa. 

4. Castilla y León aboga por dedicar mucho tiempo y esfuerzo a la lectura, capital para el desarrollo de otras habilidades y el rendimiento en otros muchos aspectos. No en vano, una de las principales vías de aprendizaje de los estudiantes es leyendo (apuntes, libros de texto, etc.).

Por otro lado, en Castilla y León el bilingüismo está cada vez más presente. En 2017, el 48% de los estudiantes estaban escolarizados en un plan bilingüe, donde se imparten tres asignaturas en un idioma extranjero aparte de la asignatura "Lengua extranjera" como tal. Recientemente se ha sabido que durante este curso 2021/2022 se extiende de forma experimental el bilingüismo a los estudios de Formación Profesional, lo que, de ser un éxito, aumentará más si cabe las posibilidades laborales de sus egresados. 

Finalmente, es de notable mención la existencia en Castilla y León de los denominados como centros BITS (acrónimo de una enseñanza bilingüe, inclusiva, tecnológica y con garantías de seguridad). Se trata de centros en los que sus profesores, en íntima colaboración con los equipos directivos y la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León desarrollan e implantan de forma experimental proyectos de innovación educativa y de transformación de la enseñanza para adaptarla a las exigencias de la sociedad del siglo XXI. El programa nació en 2017 con 21 centros y en la actualidad cuenta con 24, 19 de infantil y primaria y 5 de educación secundaria.

Estos son solo algunos de los aspectos que ponen a Castilla y León en el mapa de la excelencia en educación, en los que se sigue trabajando con ahínco día tras día.

¡Hasta pronto!

viernes, 8 de octubre de 2021

Familias y escuela: mezclados, no agitados

Como práctica 1 de la asignatura, se nos ha encomendado a un grupo reducido de compañeros y a mí la tarea de analizar la relación entre la familia y la escuela, una de las 12 medidas propuestas por el Gobierno en su estrategia 2010-2020. Más concretamente, la siguiente afirmación:

"Familias más presentes en la escuela: la familia y la escuela no pueden ir separadas. Los dos son pilares fundamentales para la eduación de los niños. Se debería de involucrar más a las familias en el entorno escolar"

En unos pocos minutos se pusieron sobre la mesa un buen número de ideas a partir de las cuales articulamos las siguientes conclusiones: 

1. El tándem familia - profesores supone una herramienta poderosísima para formar y educar a los jóvenes de todas las edades. A priori, podría parecer que existe una diferenciación entre las tareas de cada uno: a los profesores se les suele atribuir la responsabilidad de transmitir a los chavales el "saber" y el "saber hacer", mientras que las familias parecen las dióneas para inculcarles aspectos de "saber ser" y de "saber estar". Aunque creemos que esto debe respetarse en cierta medida también abogamos por incursiones de unos en las tareas de otros. Por poner algunos ejemplos, el entorno familiar es el mejor contexto para educar a los niños y adolescentes en conocimientos y técnicas propias de la vida cotidiana, mientras que los profesores son excelentes mediadores de posibles conflictos en la escuela que pueden conducir al aprendizaje de determinadas normas de conducta.

2. Involucrarse no es controlar. Creemos que existe una cierta tendencia de algunos padres y madres de querer estar "muy encima" de qué se enseña a sus hijos, cómo se enseña, qué tareas se les manda, qué controles/exámenes tienen, etc. Surgieron dos reflexiones en este sentido. En primer lugar, los padres deberían ser consecuentes con el hecho de que los profesores son expertos educadores y, a priori, tanto las formas como el contenido de sus clases no deberían ponerse en tela de juicio por parte de los padres (hay excepciones, por supuesto, pero estas suelen ser muy notorias y fácilmente identificables). En ese sentido, creemos fundamental que los padres entiendan la forma de educar el profesor y, en todo caso, busquen cierta complicidad para complementarlo con actividades en casa. Para esto pueden ser interesantes las tutorías individuales y breves reuniones entre padres y profesores. 

Por otro lado, el espíritu controlador de algunos padres (en un afán mal gestionado de "involucrarse en la educación de sus hijos") les puede conducir a ponerse en contacto con otros padres y, en ocasiones, directamente con los profesores para informarse de qué actividades y tareas han sido encomendadas a sus hijos (por ejemplo, "¿qué deberes hay para mañana?"). Aunque esto puede ser muy interesante como "red de seguridad" para los chavales, sobre todo en edades tempranas, a la larga puede repercutir en el aprendizaje de la responsabilidad por parte del chaval. Algo tan cotidiano como apuntar las tareas o saber que para cierto día hay que llevar a clase un determinado material para una actividad tiene un impacto muy positivo en la adquisición de valores de responsabilidad y autonomía que, si ven que sus padres se encargan siempre de todo, no desarrollan. Y esto puede ser bastante contraproducente conforme van encarando progresivamente la transición a la juventud y la edad adulta. 

3. La conciliación familiar. La capacidad de involucrarse de muchas familias no es algo que puedan trabajar o decidir fácilmente. Muchas veces, las dificultades que tienen padres y madres para conciliar lo laboral con lo familiar conduce a situaciones en las que, por más empeño que pongan, no pueden hacer un seguimiento tan de cerca de la educación de sus hijos como debieran o les gustaría. Si la familia, además, es monoparental o numerosa, las cosas se pueden complicar todavía más. La solución a esto es complicada, y pasa inevitablemente por diálogo entre adminsitraciones, empresas y trabajadores. 

4. El entorno. Al hilo de lo anterior, al igual que hay familias que no tienen tiempo suficiente para dedicar a la formación de sus hijos e hijas, hay otras familias que no disponen de los espacios adecuados para seguir educándolos fuera del aula (en casa, en el barrio...). Entornos  ruidosos, mucha gente alrededor o gran número de distracciones a su alcance solo son algunos de los aspectos que pueden minar la calidad de un espacio de aprendizaje fuera del aula, donde los padres y madres pueden estar más presentes y participar. En este sentido, y si desde la administración local no es factible proporcionar espacios públicos como bibliotecas o centros cívicos con espacios destinados al trabajo de las familias con sus hijos, puede ser buena idea que los centros puedan poner a su disposición algunas aulas por las tardes.

5. Formación de los padres. Finalmente, y no por ello menos importante, creemos que hay padres que no se involucran en la educación de sus hijos como les gustaría o como deberían porque, sencillamente, no saben cómo hacerlo. En este sentido, podría ser muy interesante realizar a principio de todos los cursos académicos ciertas actividades o talleres con los padres para orientarlos sobre técnicas y formas de llegar mejor a sus hijos y conseguir el vínculo necesario para participar de su formación fuera de las aulas. Aquí el centro educativo juega un rol fundamental, ya que esos talleres pueden ser impartidos por orientadores y algunos profesores del centro que, además de conocer qué sucede en el propio centro, tamibén conocen a menudo a los propios chavales.

Esto son algunas de las conclusiones a las que llegamos trabajando la actividad en clase. Surgieron más ideas que no se materializaron en conclusiones claras y no han sido recogidas en la lista anterior.

jueves, 7 de octubre de 2021

Un poco más sobre mí

 ¡Hola!

En mi post anterior me presenté de una manera un poco formal, como muy académica. En este post me gustaría abriros las puertas de mi otro yo y hablaros un poco sobre mis aficiones, ocio y tiempo libre. Y no, no voy a caer en la tentación de contaros que me gusta ver series y estar con mis amigos. Partimos de ahí, y ahora vamos con lo interesante.

 

La banda sonora de mi vida

Mi gran afición siempre ha sido y será la música. Me cuentan mis padres que desde muy pequeño he sentido admiración hacia todo aquello que emitiera algún tipo de sonido o música, y siempre aprovecharon para motivar esta faceta de mí con instrumentos sencillos y apuntándome a actividades extraescolares. Con 8 añitos ingresé en una escuela de música y durante los 10 años siguientes cursé los estudios reglados (grado elemental y profesional) de piano. He de reconocer que es un camino duro, sobre todo compaginarlo con los estudios de la ESO y el Bachillerato, pero si es vocacional (como es mi caso), es extremadamente gratificante. Tuve que aparcar un poco la afición cuando entré en la Universidad (compaginarlo con Bachillerato cuesta, pero con mis estudios de ingeniería fue imposible) y he perdido bastante habilidad. Aún así, todavía me paso algunos ratos muertos (de los pocos que tengo) tocando algo sencillito. Me relaja y me recuerda a mi infancia. 

 

Dicen que la música amansa a las fieras. En mi caso, la música creo que tuvo importantes y determinantes beneficios en mi formación intelectual y como persona. Valores como la disciplina y la constancia son intrínsecas al aprendizaje de un instrumento mediante enseñanzas regladas (que también tienen su currículo, como los institutos y los coles). Además, visto desde fuera puede parecer todo muy aleatorio, pero la música tiene mucho de matemáticas y de lógica. En asignaturas como lenguaje musical y armonía se estudian conceptos como tonalidades, acordes, disonancias e intervalos con un formalismo que nada tienen que envidiar a las clases de matemáticas del instituto. Por otro lado, asignaturas como análisis, composición o repentización ayudan a desarrollar la inteligencia práctica y creativa mucho más de lo que puede llegar a verse en cualquier curso de Educación Secundaria. Finalmente, y no por ello menos importante, las audiciones. Todos los años (todos) había que salir al escenario a tocar algo delante de un público. Vale, eran todo familiares de los "mini-concertistas", pero uno solo conocía a la suya y los demás eran perfectos desconocidos. Sentarse a tocar al piano una piececita, cada año más complicada, sobre un escenario hace que uno vaya perdiendo ese miedo a expresarse en público. Mucho mejor que cualquier trabajo de clase del instituto, sin ninguna duda. En definitiva, no quiero enrollarme más sobre este tema, estoy convencido de que sin esos 10 años de formación musical (que se dice pronto...) yo hoy no sería quien soy.

No todo en mi vida ha sido música clásica. En absoluto. En el otro lado de la moneda soy forofo del pop, lo más comercial que se te ocurra. En mi época de adolestente lo petaba El Canto del Loco, La Oreja de Van Gogh, Amaral... Y ahí estaba yo, con mi reproductor de mp3 plagado de discos de esos grupos (de aquella los móviles solo reproducían "politonos"). Pero si hay un grupo del que me delcaro fan incondicional, ese es Fangoria. No sé si será por su estética, por su arrojo ante la vida o por la fuerza de algunas de sus canciones (porque por cómo canta Alaska ya te digo yo que no), pero es poner una canción suya y me vengo arriba. Así de sencillo soy.

 

Mi lado más friki

Pero no todo es estudiar y tocar el piano en mi vida. Me apasiona jugar. Soy un jugón (además de un jugador) y siempre he conseguido sacar algún rato al día para echarme una partidilla a algo, solo o acompañado. Soy muy aficionado a las consolas de Nintendo (creo que he tenido todas desde la Nintendo 64) y a los juegos de PC (mi cuenta de Steam ha llegado a un punto que casi no tiene fin). Mención aparte merecen los juegos de mesa, muy apreciados en mi grupo de amigos desde hace unos años (nos han salvado las tardes de la pandemia, con todo cerrado...). Personajes como Super Mario, Link o Pikachu han estado presentes en mi vida desde muy pequeño (también desde los 8 años, creo...) y siguen estando ahí en algunos de mis ratos de ocio y desconexión en casa.

No quiero dejar pasar la oportunidad de romper una lanza en favor de los videojuegos, tradicionalmente culpados de conductas violentas o procrastinación de tareas importantes. Los videojuegos son una vía de escape y una forma de entretenerse para cualquier niño o adolescente (al que le gusten), como lo puede ser cualquier deporte o instrumento musical. Bien escogidos, los videojuegos pueden ser fuente de creatividad, reflejos, habilidad manual, coordinación, ingenio, estrategia (podría seguir), todo en uno, y en un contexto ameno y divertido. Y no hablo de juegos educativos. Cualquier juego de plataformas o de aventuras cumple su función. Eso sí, y aquí viene el quid de la cuestión: para que sea útil y no se convierta en vicio, hay que dosificarlo y administrarlo en las dosis adecuadas (como el Parecetamol), además de vigilar qué juegos se proporciona al chaval en cada etapa de su vida (¿a que a nadie se le ocurre darle un Ibuprofeno a un bebé de 3 meses?). Y aquí juegan un rol fundamental los padres y la forma que tienen de gestionar el acceso al videojuego del menor. A qué juega, cómo juega, con quién juega... eso es todo cosa de los padres o tutores legales, y dominarlo es la clave para no caer en prohibiciones contraproducentes. No me malinterpretéis: también es una moneda de cambio, se puede utilizar como refuerzo positivo o negativo, pero hasta cierto punto. Pero no se puede prohibir tajantemente jugar. Es una de las formas más naturales y eficaces de aprender, sea lo que sea: matemáticas o los controles de un personaje en un videojuego. Todo cuenta en el desarrollo intelectual de un adolescente. 

 

Y hasta aquí este post. Tengo alguna afición más, pero no querréis leerlo todo sobre mí en dos posts, ¿no? También me gustan las cañas, ahí lo dejo. ¡Hasta pronto!