En este post vamos a hablar de cinco profesiones. Todos son términos más o menos conocidos por el público general, pero estoy seguro de que muchos solo sabrían definir un par de ellos... y puede que ni se imaginen que los demás también son profesiones. Veámoslas:
1. Coach educativo
El coach es, por definición, un proceso de aprendizaje dinámico que aborda simultáneamente cuestiones técnicas sobre lo que se está aprendiendo y cuestiones psicológicas sobre cómo se está aprendiendo. Si buscas una traducción al castellano, puede que te topes rápidamente con el término "entrenador". Sin embargo, en nuestro idioma, este término se suele reservar al ámbito deportivo y el coach abarca casi cualquier disciplina o ámbito... incluido el educativo.
Traido al mundo de la educación, el coach es una persona capaz de crear las condiciones apropiadas para aprender y evolucionar. Un coach, pues, no enseña directamente (o sea, no proporciona lecciones magistrales ni largas disertaciones sobre ningún tema), sino que genera un clima en el que el propio alumno consigue el aprendizaje reflexionando. Una forma de motivar esto puede ser mediante el diálogo entre coach y estudiantes, por ejemplo, aunque existen muchas otras técnicas. Evidentemente, este rol de coach se le atribuye al profesor, que es quien decide si aplica esta estrategia de enseñanza en sus aulas total o parcialmente.
2. Tutor
Por su parte, un tutor es normalmente visto en el ámbito educativo como un coordinador de grupos de alumnos o una especie de orientador. Sin embargo, un tutor se ocupa de atender problemas de carácter pedagógico conflictivos relacionados con el centro, con algunos grupos o con algunos estudiantes en particular. Dicho de otra forma, las tutoría tiene como misión intervenir en la formación de subjetividad de los alumnos (como la violencia escolar, maltrato institucional, exclusión, marginación, etc.).
3. Orientador
Un orientador educativo juega un rol importante en el centro ya que toma partido en la metodología de enseñanza del propio centro, participa activamente en campañas de concienciación y responsabilidad educativa y mantiene el contacto estrecho entre familias, profesores y alumnos. Se centran en la situación personal y particular de los estudiantes para plantear y evaluar soluciones que beneficien a la estabilidad y equilibrio del menor. La labor del orientador va encaminada a evitar el fracaso escolar, por ejemplo, a detectar dificultades de aprendizaje, a una mejora psicológica y afectivo-social del alumno, etc.
4. Asesor
La figura del asesor educativo se entiende como un estímulo de la capacidad investigadora del estudiante para aprender a aprender, a hacer y a ser. Es un maestro que enseña a aprender, es un orientador y un guía que refuerza lo que sucede en el estudiante durante el proceso de aprendizaje, ubicando al propio estudiante en el centro de todo ese proceso. Según la necesidad específica de cada estudiante, el asesor trabajará con el alumno, enfatizando la línea de investigación elegida, concretándose a través de todas las áreas el desarrollo integral de la persona.
5. Influencer
Desde el punto de vista más puramente comercial, un influencer es una persona al que se le asume cierta credibilidad o autoridad sobre un tema concreto y que, debido a su presencia e influencia en redes sociales, puede llegar a convertirse en un estandarte interesante para una marca. Es influyente, en un sentido amplio del término. Hay muchos tipos de influencers, como el dedicado al mundo saludable, el colaborativo (entretenimiento), el de estilo, el jugón, el cocinero, el aventurero, etc. Extrapolando este concepto al ámbito educativo, un influencer es un referente, una persona que tiene cierta autoridad sobre algún tema (un profesor de una materia, por ejemplo) cuya opinión sobre ese tema es, a priori, respetada tácitamente. Eso sí, para que un profesor pueda ser considerado influencer necesita cierta presencia y conexión con su público: sus alumnos y alumnas.
¿Y qué tienen todas las profesiones anteriores en común? Claramente, son profesiones donde la destreza comunicativa es fundamental. Necesitan transmitir ideas claras y específicas de una forma precisa, casi quirúrgica. Cada una con sus propios objetivos, claro está, pero en todas tanto la forma de expresarse como la habilidad para leer el contexto y saber elegir la estrategia comunicativa en función del mismo juegan un papel fundamental. Con esta premisa, no es complicado añadir algunas más, ¿verdad?
6. Locutor o presentador
Cualquier actividad que se desarrolle dentro de los medios de comunicación requiere de una habilidad comunicativa sin igual. Pero si tengo que elegir una, es la de los profesionales que se enfrentan a conexiones en directo. Deben transmitir un mensaje de forma adecuada y amena para conseguir atraer la atención de un público, como el influencer. Es cierto, eso sí, que, a diferencia de algunos de los anteriores, esta profesión no se centra en un tema específico: la habilidad comunicativa absorbe cualquier otra necesidad y destreza.
7. Sacerdote
No nos paramos a pensarlo lo suficiente, creo, pero para sus feligreses un sacerdote es una auténtica autoridad en cuanto a fe se refiere. Un sacerdote, para realizar adecuadamente su función, necesita saberse expresar, comunicar y dosis infinitas de habilidades sociales para empatizar y aconsejar a sus feligreses
¿Y cómo haríamos para formarnos en alguna de esas disciplinas? De entre las primeras, digo, la 6 y la 7 tienen sus propios itinerarios bien definidos. Nunca nos lo hemos planteado. Parece como si esa capacidad comunicadora fuera algo innato y con saber de algún tema bastase para poderlo contar eficientemente. Incluso, puede parecernos que necesitemos ciertas habilidades sociales muy avanzadas para desarrollarlas correctamente. Pues no. El orador también se hace, y las habilidades sociales se pueden practicar. Analicemos juntos cómo podríamos convertirnos en influencers desde cero mediante un pequeño itinerario formativo dividido en tres bloques.
Primer bloque: aspectos técnicos. En este primer bloque se abordarían los aspectos más puramente de "conocimientos" sobre el tema del que quisiéramos hacernos influencers. Como hemos dicho antes, los hay de cocina, videojuegos, estilos de vida... Pero también podemos ser influencers de biología, matemáticas o sintaxis. ¡Todo es ponerse! Además de saber sobre el tema, hemos de ser muy conscientes sobre qué aspectos de estos temas son más interesantes para nuestro público y cuáles son menos atractivos. ¿Para qué? ¿Para focalizarnos sobre los interesantes? Pues no. Más bien para incidir más sobre unos que sobre otros, para anticipar respuestas ("likes") y adaptar la estrategia comunicativa (ver más adelante) a cada tema. ¿Os imagináis un tema "poco interesante" contado, además, de forma aburrida? Sería el colmo de un influencer, vamos....
Segundo bloque: cuestiones comunicativas. Un influencer no es influencer si no es capaz de transmitir un mensaje. El que sea. De poco sirven las habilidades sociales o los conocimientos sobre algún tema si no se saben conectar dos frases seguidas con algún sentido. Pero ojo, las habilidades comunicativas no se limitan solo al texto (oral o escrito). Un buen influencer debe dominar otros aspectos, como el soporte en que se produce la comunicación (audio, vídeo, ilustración, etc.), el contexto en que se produce (lugar, momento, etc.) y un largo etcétera del que depende la eficiencia del proceso comunicativo.
Tercer bloque: habilidades sociales. Finalmente, un buen influencer debe tener dotes sociales. La empatía, la simpatía, saber escuchar e interpretar señales de otras personas (sus followers) y, en general, todo lo relacionado con la interacción entre personas, son características fundamentales para que el vínculo comunicativo dure. Aunque se domine un tema y la forma de transmitirlo sea buena, si un influencer "cae mal" o no tiene don de gentes, no tiene futuro. Además de trabajar las habilidades sociales en sí mismas, es imprescindible contextualizarlas en el tipo de público que se desea alcanzar: no es lo mismo un público joven o adolescente o uno más mayor. No se relacionan igual y se identificarán mejor con aquellos que tengan una forma similar de hacerlo.
Y hasta aquí mi propuesta de itinerario formativo para ser influencer. ¡Si os ha gustado, no olvidéis darle al like y susbribiros!