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¡Hola! Mi nombre es Álvaro Magdaleno González y soy ingeniero industrial, investigador y profesor. En este post os voy a contar un poco mi v...

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jueves, 14 de octubre de 2021

Nuestro centro escolar ideal

Con motivo de la práctica 4, sobre constitución del Consejo Escolar, realizamos por grupos una actividad en clase que consistió, precisamente, en constituirnos como el Consejo Escolar de un centro educativo ficticio y realizar algo similar al acta de una primera reunión. En ella quedarían reflejados aspectos tan relevantes como el nombre del centro, sus valores educativos y una definición de educación sobre la que podría reposar el desarrollo del Proyecto Educativo del Centro. En este post os comento brevemente algunas de nuestras conclusiones.


 A imagen y semejanza de un Consejo Escolar auténtico, el nuestro estaba compuesto por el Director del centro, una jefa de estudios, tres profesores, dos padres, dos alumnos, un representante del PAS, otro del ayuntamiento y el secretario. Yo tuve el rol de profesor, asignado por sorteo. El centro, acrodamos, iba a ser un centro público, ofrecería los niveles de ESO y Bachillerato y se encontraría en algún barrio de una ciudad.

Uno de los puntos clave de este ejercicio era reflexionar sobre el concepto educación y plasmarlo en una definición. En nuestro caso, definimos la educación como un proceso de desarrollo cognitivo y social, orientado al estímulo del pensamiento crítico, analítico y creativo en todas sus facetas. Con esta definición quisimos poner en valor, en primer lugar, que la educación es un proceso en sí mismo y no un fin. Acordamos además que debía tener una doble vertiente: una cognitiva, asociada al desarrollo de las capacidades intelectuales de los alumnos (lecto-escritura, abstracción, etc.), y otra social, que les ayude a entenderse a sí mismos y desarrollarse como personas dentro de la sociedad. En ambos casos, pensamos, debe primar la capacidad de recibir información e interpretarla de forma crítica para poder generar, en la medida de sus posibilidades y aprendizajes previos, respuestas adecuadas y elaboradas (creatividad).

El segundo pilar fundamental del acta simulada era la determinación de los valores educativos que regirían el Proyecto Educativo del Centro. En este aspecto no logramos acordar un conjunto reducido de valores, no porque no fuésemos capaces de debatir y optar por los "mejores", sino porque nos pareció que no había unos valores "mejores" y unos valores "peores". Todos son importantes y deberían perseguirse no solo en el ámbito educativo sino también en cualquier entorno al que se expongan los niños y adolescentes. Entre esos valores encontramos:

  • Respecto hacia todas las personas y el medio ambiente, fundamental para vivir en sociedad de manera sostenible a largo plazo.
  • Tolerancia y empatía hacia las personas que les rodean y sus situaciones.
  • Disciplina de trabajo
  • Responsabilidad hacia todo tipo de tareas, tanto importantes como más triviales
  • Igualdad en todas sus manifestaciones
  • Solidaridad dentro y fuera de las aulas

Como digo, si nos paramos a pensarlas, un adolescente que carezca de alguno de estos valores llamará la atención tarde o temprano dentro de la sociedad, por lo que nos parece importante que un Proyecto Educativo fomente todos ellos. Para ello, reflexionamos también, la necesidad imperiosa de contar con la complicidad y ayuda de las familias, responsables de una buena parte de la educación de los menores fuera de las aulas.

martes, 12 de octubre de 2021

Aprendiendo en casa

Esta entrada del blog está dedicada a todos esos padres y madres que optan por no escolarizar a sus hijos y les proporcionan una educación en casa. Es lo que se conoce comúnmente como Homeschooling (con un término anglosajón todo suena mejor, ¿verdad?). En clase hemos visionado el mini-documental Cuando la casa se convierte en escuela, que narra la historia de una madre (Sorina Oprean) que ha optado por no escolarizar a sus hijos, Adina y Radu. 

"Yo estoy de acuerdo con la educación obligatoria, pero no con la escolarización obligatoria. Porque no es lo mismo: la educación obligatoria es el objetivo; la escolarización es solo una vía."

Con esta profunda reflexión arranca el documental. Esta es la visión de esta madre que ha decidido educar a sus hijos en casa y, se esté de acuerdo o no con ella, hay que reconocer que hace revolverse algo por dentro y motiva la reflexión. Es completamente cierto que la escolarización obligatoria lo que busca es, efectivamente, proporcionar una educación básica a todos los niños y adolescentes de nuestro país para no volver a caer en las altas tasas de analfabetización que sufrió España durante toda su historia hasta bien entrado el siglo XX. Para cumplir ese objetivo, podría valer cualquier sistema que garantizara que esta educación se produce y es de un mínimo de calidad. Si esto sucede en casa o en la escuela o en cualquier otro lugar, es algo secundario. Se estandarizó en su momento la escolarización en centros educativos, supongo, como una forma de paliar el déficit de educación de los propios padres que, al principio y en muchos casos, no habían sido formados ni siquiera en lectura y escritura. Algo que, a día de hoy, y por fortuna, ha cambiado radicalmente.

Al empezar a reflexionar acerca de la educación en casa, lo primero que viene a la mente de los padres puede ser "yo no sé hacerlo", "yo no soy capaz de eneñar a mis hijos/as esas cosas". Y, según los testimonios de padres que se han lanzado a este proyecto vital, no es del todo cierto. La característica más importante de los padres que quieren educar a sus hijos en casa no es solo lo que saben ni cómo lo transmiten, sino sus propias herramientas de aprendizaje. Es legítimo no saber cosas, por muy básicas que sean, pero es fundamental tener la capacidad de buscar y filtrar información, entenderla y, finalmente, aprenderla. En este sentido, los padres pueden hacer de modelo a sus hijos y se establece una dinámica 2x1: los chavales aprenden algo nuevo y además aprenden a aprenderlo porque ven a sus padres aprenderlo delante de ellos. Y eso es clave en la formación de cualquier persona, tenga la edad que tenga. A estas herramientas de aprendizaje, además, al educar en casa se suman otros aspectos muy interesantes:

  • La libertad de horarios: las "clases" no tienen por qué durar una hora, pueden durar más si existe interés en profundizar o necesidad de insistir en ciertos conceptos, o menos si el tema en cuestión no supone dificultad alguna para el alumno, como también hacen Ivonne y Andreu con sus tres hijos, que deciden al inicio de la jornada qué actividades van a desarrollar ese día.
  • Se pueden integrar aspectos domésticos en la propia educación del niño, como la cocina. Seguir y elaborar recetas puede tener un impacto muy positivo para la formación del cerebro de un niño. Integrar y entender este tipo de tareas puede incidir, además, en un plus de madurez y autonomía respecto de otros niños o adolescentes de su misma edad.
  • La posibilidad de sacar actividades fuera del aula. ¿Por qué no ir a aprender un tema de historia a un museo? ¿Por qué no ir a aprender sobre animales a un zoo? ¿Y hacer deporte al aire libre? Se pueden aprender cosas en cualquier parte si se tiene la curiosidad suficiente. Teatro, cine, conciertos de todo tipo son también formas excelentes de inclucar valores y conocimientos a los niños si se gestionan de forma adecuada (estén escolarizados o no, por cierto).
  • Las actividades extraescolares siguen formando parte de la vida de los niños, y gracias a ellas pueden conocer a otros niños, socializar y compartir experiencias son sus iguales.

Sin embargo, es una vía que a pesar de las bondades y ventajas que se han apuntado hasta ahora, también presenta (bajo mi punto de vista), ciertos problemas o consecuencias que hay que tener muy presentes a la hora de decidir si optar por esta vía o no. Son los siguientes:

  • No todos los padres tienen las mismas capacidades, intereses ni motivaciones. Hay familias que, por sus ideales y forma de ver el mundo y afrontar la vida, tienen más facilidad de transmitir a sus hijos los valores necesarios para llevar a buen puerto una educación en casa. Ojo, esto no tiene nada que ver con su propia educación (que no tiene por qué ser universitaria ni mucho menos). Y hay que entender que esto no es ni mejor ni peor. Es importante ser conscientes de las limitaciones de uno mismo y actuar en consecuencia: la escuela sigue estando ahí. 
  • Muchos padres y madres, aunque quieran, no pueden educar a sus hijos en casa sencillamente porque tienen que trabajar. Y no tiene más misterio. Para estas familias (que son muchas), la educación en casa no puede ser nunca una opción. Para poder optar a ello tienen que concurrir determinados factores en la familia, como que solo trabaje uno de los cónyuges o que tengan trabajos con horarios muy flexibles (por poner un par de ejemplos). Y si no convergen este tipo de circunstancias, habrá que forzar a que lo hagan para poder iniciar la aventura de la educación en casa: como se ve, es una decisión que implica adaptar y reorganizar todo el proyecto de vida de los padres y de los hijos.
  • Los recursos materiales. Para que la educación en casa funcione hay que disponer de recursos educativos al alcance de los niños. Recursos que habitualmente están en los colegios e institutos, hay que hacer por disponer de ellos (o algún sustituto) en casa. Esto implica pensar qué materiales pueden ser adecuados y, por supuesto, adquirirlos. 
  • Sigue sin quedar muy claro hasta qué punto la educación en casa tiene un impacto sobre el desarrollo social del menor. A partir de la preadolescencia, los chavales inician un proceso de búsqueda y autoafirmación dentro de un grupo, ensayan sus habilidades sociales con sus iguales. Eventualmente sus círculos sociales se van acotando por distintas razones y, llegada la adolescencia, los amigos íntimos juegan un papel fundamental en su vida y desarrollo. A pesar de los esfuerzos de los padres por poner en contacto a sus hijos con otros niños y adolescentes de su edad a través de actividades extraescolares, no termino de ver cómo se sustituye el contacto diario (5 ó 6 horas al día) de un conjunto de chavales en un centro educativo por el contacto 2 ó 3 horas por semana con grupitos que, además, cambian de una actividad a otra. No soy psicólogo, y por eso no voy a entrar a analizarlo en mayor detalle, pero diría que los niños educados en casa necesitan algo más.

Aunque en España hay muy pocos estudios al respecto, se estima que entorno a 2 000 familias optan por esta vía... y cada vez son más. En Europa (ver mapa), muchos países reconocen la educación en casa como una alternativa perfectamente viable a la escolarización. Personalmente, creo que es una opción muy válida y debería regularse para no forzar a los padres que tomen esta decisión a escolarizar a sus hijos a distancia en centros extranjeros o hacerles pasar por los exámenes que se hacen a adultos para obtener el título de la ESO o Bachillerato. Una regulación adecuada permitiría establecer, quizá, ciertos controles rutinarios (no necesariamente en forma de exámenes tradicionales) que garanticen la calidad de esta enseñanza a la vez que dejan libertad a los padres para que eduquen a sus hijos e hijas como crean conveniente. Gracias a estos controles, se podrían implementar mecanismos que permitan titularse a los chavales educados en casa. Además, si se populariza un poco más y se regula adecuadamente, se podrían organizar sesiones y actividades grupales en centros públicos (centros cívicos, escuelas, institutos) unas pocas veces por semana para dar acceso a estos chavales a un grupo estable de personas de su edad con quienes desarrollar sus habilidades sociales de forma más adecuada.

lunes, 11 de octubre de 2021

El Libro Blanco de la Profesión Docente y su Entorno Escolar

Cuando se persigue un pacto social amplio, por ejemplo en materia de educación, es importante primero generar un clima adecuado para el debate y sentar consensuadamente unos fundamentos sobre los que definir, conversación tras conversación, todos los detalles referentes a la profesión docente y lo que la rodea. Así nace, en 2015, el denominado como Libro Blanco de la Profesión Docente y su Entorno Escolar. Como dicen sus autores en el preámbulo, su objetivo "es presentar un conjunto de informaciones y propuestas seleccionadas, sintetizadas y ordenadas con rigor, que sirvan para iniciar un debate y ayudar a quienes deben tomar decisiones sobre un tema". Es decir, una especie de manual accesible para un público general elaborado por los expertos. Está centrado en la profesión docente en sí, aunque es complicado definirla sin entrar en algún detalle acerca de la escuela y de su entorno. ¿Sus autores? El filósofo y pedagogo D. José Antonio Marina, la teóloga, pedagoga y escritoria Dª Carmen Pellicer y un profesor del Departamento de Pedagogía de la UAM, Dr. Jesús Manso.

Como bien explican los autores en la introducción, la escuela va a tener que hacer frente a un salto evolutivo sin precedentes, motivado por la forma en que avanza la sociedad. Antaño, los cambios que acontecían en la sociedad eran relativamente lentos y los conocimientos adquiridos en la escuela (bien definidos y acotados) solían ser suficientes para desenvolverse bien durante casi toda la vida. Ahora, el mundo está sufriendo cambios a una velocidad cada vez mayor y el mejor activo de la escuela no serán los conocimientos que se adquieran en ella sino la propia capacidad de aprender. El ser humano está condenado a no dejar de aprender nunca: siempre ha sido así, es necesario para sobrevivir en un mundo cambiante. Pero ahora ese hecho es más relevante que nunca por la velocidad a la que se producen esos cambios. La escuela, por tanto, adquirirá una nueva dimensión y nuevas responsabilidades, y debe estar preparada para ello. Y con ella, los profesores que la integran, reformulando su profesión hacia una profesión de élite. Y esto solo es posible sentando las bases éticas de la profesión en un libro como este Libro Blanco. 

El documento se articula en un total de veinte propuestas, convenientemente justificadas desde un punto de vista pedagógico y ético. Las primeras cinco propuestas están orientadas a centrar las bases de cualquier sistema educativo coherente con los principios de este Libro Blanco, como las orientadas a los principios rectores (primera), las características del docente (segunda), al Centro y los programas de formación del profesorado (tercera), la formación del docente y los agentes de la actividad educadora (cuarta) y el Consejo Pedagógico del Estado (quinta). Las siguientes doce propuestas están orientadas a la profesión docente en sí misma: el prestigio de la profesión y sus condiciones (sexta), la formación del docente (séptima, octava y novena), la evaluación del docente (décima), los órganos de gobierno del centro (undécima), los Departamentos de Orientación Psicopedagógica (duodécima), la inspección educativa (decimotercera), servicios y profesionales auxiliares (decimocuarta), el progreso dentro de la carrera docente (decimoquinta), estructuración del sistema de investigación y formación educativa (decimosexta) y representación de los docentes (decimoséptima). Finalmente, tres propuestas están encaminadas hacia cómo gestionar el cambio educativo: campañas de sensibilización dirigidas a los docentes y a la sociedad (decimoctava) y el centro educativo como centro del cambio (docimonovena y vigésima).

De entre todas las propuestas realizadas, quizá la más polémica en su momento y que estuvo muy presente en los medios de comunicación nacionales fueron las relativas a la formación del docente (propuestas 7, 8 y 9, desarrolladas en el Capítulo 2 de la segunda parte, La profesión docente). En este capítulo se aboga por hacer atractiva la profesión docente a las mentes más capaces y con más vocación por la enseñanza, y de orientar la formación de estos futuros docentes desde muy temprana edad, incluso mediante talleres en los propios centros escolares antes de acceder a la universidad. Se busca detectar el talento y retenerlo, formándolo adecuadamente, para conseguir hacer de la profesión docente una profesión de excelencia. 

Tras una formación universitaria básica en alguna de las especialidades de la Educación Secundaria, el itinerario de formación docente propiamente dicho empezaría con una prueba de acceso, que actualmente se realiza después de la formación. Esto permite optimizar los recursos formativos y asegurar el máximo aprovechamiento de los mismos por personas que se ha demostrado que son capaces de llevar a cabo la profesión docente en los términos marcados por el Libro Blanco. Tras un año de formación específica en materias de psicología, sociología y pedagogía (como existe ahora), en un Centro Superior de formación de Profesorado, el docente en formación se integraría en un centro como Docente en Prácticas (DEP) durante dos años, algo parecido a la residencia en medicina tras las pruebas de MIR. La formación del candidato se completaría de la mano de un profesor tutor con quien tendría un trato más bien cercano y le guiaría en situaciones de muy diversa índole que se irían presentando durante esos dos cursos académicos (y no como ahora, que la parte práctica dura menos de un trimestre). Tras esta formación de tres años se considerará que la formación está completa y el candidato estaría en disposición de acceder a la profesión docente.

Este plan de formación, aunque está bien pensado y estructurado, adolece de ciertos problemas que quizá hayan influido en el hecho de que hoy, octubre de 2021, aún no se haya podido implantar. Es una propuesta que requiere de la coordinación de muchos actores (administración, centros educativos, inspección, etc.) y la movilización de muchos recursos humanos y económicos. Aunque parten de antecedentes existentes, la creación de los Centros Superiores de Formación del Profesorado es algo complejo, sobre todo si se quieren implantar en distintos territorios del país. La regulación de qué profesores son adecuados y cuáles no para tutelar a los futuros profesores en prácticas presenta serios problemas ya que requieren, necesariamente, y entre otras cosas, tiempo de formación y de evaluación de los potenciales tutores candidatos (en caso de haberlos, en cuyo caso habría que buscar incentivos). La obligatoriedad de todo este trámite para los centros privados también es un obstáculo. No es lo mismo un CAP de unos meses o un máster de un año que todo un proceso formativo de 3 años de duración para unos centros que gozan de cierta libertad para contratar a los profesores que conforman su plantilla.

Lo que está claro es que este Libro Blanco pudo haber sido un buen germen de negociaciones en la dirección adecuada para alcanzar un Pacto de Estado. Por supuesto, deberían contemplarse más aspectos de la educación, no solo la profesión docente como tal. Solo el tiempo dirá si este Pacto del que tanto se habla en los medios últimamente llega a producirse o no.


Un pulso al fracaso

Hoy en clase hemos visionado "Un pulso al fracaso", un documental sobre el día a día de un Centro de Segunda Oportunidad de la Fundación Tomillo, destinado a dotar de un proyecto de futuro a menores que, por distintas razones socio-culturales, han sufrido múltiples experiencias de fracaso, han sido prácticamente expulsados del sistema educativo reglado y se encuentran "a la deriva" (educativamente hablando). El documental está contado a través de tres protagonistas, Odei, Ainara y Juan, así como de diferentes educadores que forman parte del centro y de la vida diaria de estos chavales. De entre todas las reflexiones importantes que realizan en el documental, quizá la más importante sea la descripción de la naturaleza de su trabajo: ellos son educadores, con el objetivo firme de mejorar la autoestima y autoconcepto de unos adolescentes rechazados por el sistema con el fin de sacar de ellos su mejor potencial (que lo tienen).

Durante el visionado, además de reflexionar sobre el documental, se trataba de identificar en los educadores y sus acciones y comentarios una las funciones docentes que recogen la LOE y la LOMCE en su artículo 91. En mi caso:

 12. Artículo 91.1.1) La investigación, la experimentación y la mejora continua de los procesos de enseñanza correspondiente.

Bajo mi punto de vista, este es quizá uno de los objetivos más relevantes en la tarea de los educadores del centro de la Fundación Tomillo. Me pongo en su piel cuando se inauguró, hace unas décadas. Me imagino a un grupo de profesores, acostumbrados a impartir sus clases siguiendo un determinado currículo y, de repente, se encuentran inmersos en esa tarea que poco o nada tiene que ver con la anterior... sin mucha más formación que su experiencia previa y su sentido común. Quizá, por aquel entonces, ni siquiera su objetivo estaba tan claro: ¿qué debían hacer con aquellos chicos y chichas? ¿Seguir administrándoles conocimientos de otra forma? ¿De uno en uno? La investigación en materia de pedagogía y psicología del adolescente es, en mi opinión, uno de los pilares del éxito de ese centro. Más concretamente, la capacidad de sus profesores de planificar e implementar nuevas técnicas y procedimientos de formatalecimiento de su autoestima y disciplina, medir o analizar el impacto que ha tenido sobre los chicos y chicas y, finalmente, ajustarlas para que puedan funcionar de alguna forma en todos ellos a pesar de todas las diferencias que existen entre unos y otros. En otras palabras, estos profesores, bajo mi punto de vista, están desarrollando un ciclo de mejora continua casi cada día. Me explico.

Con el paso del tiempo (no mucho, quizá), los educadores llegarían a la conclusión de su cometido real para con la sociedad de esos barrios: tratar de hacer de esos chavales unos ciudadanos del mundo, gente con un proyecto de vida y dotarles de oportunidades laborales. Oportunidades que los contextos de donde proceden no les han proporcionado por estar centrados en seguir más o menos a rajatabla un determinado currículo impuesto desde arriba. Que no digo que eso esté mal, al menos no para la gran mayoría... pero en ocasiones aparecen en el aula alumnos para los que ese tipo de enseñanza no funciona, y entonces hay que sacar una nueva versión del profesor que llevamos dentro. Toca indagar, ser creativos, y analizar qué es lo que necesita ese alumno, dedicarle tiempo y planificar actividades específicas y estrategias. Luego, a través de la ancestral técnica del ensayo y error de un procedimiento simple basado en la implementación y evaluación de esas estrategias, eventualmente se daría con la clave, algo hace clic y se establece la conexión que te permite a ti enseñarle cosas y al, aprenderlas. Pero surge un problema: esto está muy bien cuando en el aula hay 5 ó 10 chavales. Cuando hay entre 25 y 30 alumnos, cada uno con sus necesidades, y son varios los que requieren cierta atención especial es fácil caer en el "que lo eduque otro", se busca minimizar el "daño" que ese alumno puede hacerle al normal devenir de la clase y a seguir con la vida. 

Es muy interesante una de las frases que comenta el narrador en cierto momento del documental: una de las principales motivaciones de los docentes del centro es la búsqueda de un pequeño milagro todos los días. El milagro de un adolescente rechazado sintiéndose útil y realizándose. Y es precisamente esa búsqueda diaria de algo la clave del concepto de mejora continua, su motor sin el cual nada de esto funcionaría. No se trata de aplicar las mismas técnicas que funcionaron una vez, ni siquiera de establecer una estrategia y pretender que funcione para siempre. Esa estrategia y las técnicas que la componen deben irse adaptando a los requisitos de la sociedad y a las características de los distintos alumnos que vayan pasando por ese centro, mejorando y evolucionando continuamente. Hoy llegan adolescentes con problemas de una determinada clase y les forman en talleres asociados a determinados empleos demandados hoy. Mañana, los problemas de los adolescentes que lleguen serán otros y los empleos bajo demanda pueden ser muy distintos. Entonces tocará replanificar, volver a implementar, medir su impacto y afinar.

Los profesores que componen ese Centro de Segunda Oportunidad son auténticos expertos en materia de innovación educativa, siempre buscando la forma de conseguir fomentar el espíritu y la autoestima de sus alumnos. Para ello, como bien dicen ellos, los tratan como personas de manera individual y no tanto como personas pertenecientes a un grupo. Hacen borrón y cuenta nueva la primera vez que entran por las puertas del centro, se preocupan por si situación y son consecuentes con ella. Luego, a partir de ahí, construyen un proyecto educativo ad-hoc que se refuerza con las clases grupales y los talleres que realizan tanto dentro como fuera del aula. Son profesores y son educadores, pero sobre todo son personas trabajando con personas.

domingo, 10 de octubre de 2021

Propuestas de mejora de la educación. Becas y ayudas al estudio

La Estrategia Europa 2020 fue una inciativa comunitaria que surgió como respuesta a la crsisi que atravesó el continente a partir del año 2008. En base a esa estrategia, cada nación debía proponer y adoptar una serie de medidas orientadas a la recuperación en diferentes ámbitos, no solo el económico, uno de ellos siendo la educación. En el Consejo de Ministros de 2010, España estableció un total de 12 objetivos o propuestas, alineados con esa Estrategia Europea 2020, que componían un plan de acción para mejorar la calidad de la educación y adaptarla a los nuevos tiempos (muy cambiantes) del siglo XXI. Estos 12 objetivos son:

1. El éxito educativo de todos los estudiantes

2. Equidad y excelencia. La evaluación como factor para mejorar la calidad de la educación

3. Flexibilidad del sistema educativo y estudios postobligatorios. Educación a lo largo de la vida

4. La Formación Profesional como clave para avanzar hacia un modelo de crecimimento económico.

5. Nuevas formas de enseñar y aprender: el papel de las TIC

6. Plurilingüismo. Impulso al aprendizaje de idiomas. 

7. La Educación como bien de interés público y derecho de toda la sociedad

8. Modernización e internacionalización de las Universidades. Formación, investigación, transferencia del conocimiento y responsabilidad social.

9. Dimensión social de la educación: becas y ayudas al estudio

10. Convivencia y educación en valores: implicación de la familia, del profesorado y de la sociedad. 

11. Profesorado: reconocimiento profesional y social del docente.

12. Educación inclusiva, diversidad e interculturalidad: derecho a la diferencia sin diferencia de derechos.

En clase hemos realizado una actividad por grupos, poniendo en valor cada uno de estos doce objetivos, analizándolo y proponiendo propuestas y medidas concretas para alcanzarlo, a la vez que se buscaba interrelacionarlos entre ellos. Mi grupo estudió el noveno objetivo, sobre la dimensión social de la educación: becas y ayudas al estudio. A continuación os presento las reflexiones y acciones concretas respecto de ese tema que tratamos entre mis compañeros y yo.


 En primer lugar, creemos en la importancia de las becas como medio para fomentar la igualdad de oportunidades y que nadie se quede atrás por razones económicas o socioculturales. Muchas de las becas y ayudas que se conceden a día de hoy tienen un matiz inclusivo (objetivo 12), al proporcionar recursos a personas dispacacitadas o en entornos con riesgo de exclusión social.

Una expresión muy básica de ayudas al estudio se puede materializar en forma de acceso al material escolar, como libros, cuadernos, etc., que puede suponer un buen dinero cada año por cada alumno escloraizado de la familia. Esta medida está implantada en muchos centros de este país, pero creemos en la necesidad de fomentarla aún más para reducir al mínimo (idealmente, eliminar) la brecha que existe entre los alumnos dentro de las propias aulas. 

Aunque ya existen, creemos necesario aumentar la oferta de becas para el estudio de lenguas extranjeras (objetivo 6), e incentivar su disfrute entre los alumnos. Tradicionalmente, aparte de las clases que se reciben en el centro, solo los alumnos cuyos padres pueden sufragar ese tipo de actividades extraescolares son los que se benefician de un aprendizaje más profundo de los idiomas extranjeros bien sea a través de cursos por las tardes o de programas de intercambio privado o estancias en los meses estivales. Es necesario aumentar la oferta y facilitar el acceso a becas para todo tipo de familias para que todos los alumnos que quieran puedan realizar cursos de idiomas, intercambios, campamentos de verano, etc. 

Actualmente, hay comunidades autónomas que complementan el sistema de becas nacional con las suyas propias, proporcionando a sus alumnos más oportunidades que los alumnos que viven en otras comunidades autónomas. Creemos que deben analizarse todas las situaciones para fomentar la reducción de estas desigualdades en positivo, es decir, no quitando becas a los que más oportunidades tienen sino dotando de más oportunidades a los que menos tienen, ya que el acceso a la educación es un bien de interés público y debe tener acceso a ella toda la sociedad (objetivo 7). No nos queda muy claro cuál debería ser la forma de afrontar este punto, no parece sencillo, pero creemos que algo se podrá hacer en diálogo con todas las comunidades autónomas.

Durante la actividad ha salido en varias ocasiones la controversia acerca de si el rendimiento académico debe ser tenido en cuenta a la hora de conceder o no becas por motivos económicos (excelencia aparte, evidentemente). En un primer vistazo, podría parecer razonable que quien invierte un dinero en facilitar el acceso a la formación de un grupo de personas desea ver esa inversión convertida en rendimiento y éxito. Sin embargo, todos sabemos que la falta de rendimiento académico se suele deber a una convergencia de factores, aparte de las cuestiones puramente económicas que solventan las becas. Por supuesto, sin acceso a libros, material escolar, etc. un alumno va a tener más dificultades que sus compañeros. Pero hay estudiantes que, con pleno acceso a lo último en tecnología y con su familia en una posición económica asentada, también manifiestan falta de rendimiento. Por lo tanto, las becas deben ser un instrumento para "normalizar" el desempeño de los alumnos dentro del aula, sea en el sentido que sea, y el rendimiento académico no debería formar parte de los criterios de concesión de estas ayudas.

En otro orden de cosas, nos parece fundamental organizar y cumplir el calendario de convocatorias y concesiones, tanto a nivel nacional como a niveles autonómico y local (si procede). Sufragar gastos a posteriori, como se está haciendo actualmente en muchas convocatorias, implica que las familias puedan adelantar el dinero para hacerlos frente. Y esto no siempre es posible, o lo es en detrimento de otro tipo de "comodidades". Es fundamental que el dinero llegue a los beneficiarios a tiempo, en el momento en que hace falta, y no más tarde.

Por otro lado, también hemos analizado la posibilidad de utilizar las becas no solo para reducir la brecha social, sino también como incentivo para los alumnos con mayor rendimiento (por ejemplo, mediante becas de excelencia o premios). Estas becas supondrían un incentivo, un mecanismo para aumentar su motivación y lograr sacar lo mejor de estos estudiantes (relacionado con el objetivo 2).

Finalmente, no queríamos perder la oportunidad de abogar por la necesidad de tender siempre hacia el mayor número de becas posible, sean del tipo que sean, para intentar alcanzar al mayor número de alumnos posible.