En esta entrada del blog me gustaría analizar brevemente el Proyecto Educativo del que fue mi centro durante 6 años, el IES Emilio Ferrari, ubicado en la Calle Sementera de Valladolid. Perdonad si omito referencias a lo que fue mi paso por él, pero es que hace ya más de 10 años que me titulé de Bachillerato y solo guardo vagos recuerdos sobre los aspectos que voy a tratar en este post.
IES Emilio Ferrari (Street View)
En su capítulo 4, el PEC del IES Emilio Ferrari (que, por cierto, podéis consultar aquí) resume los objetivos generales que se plantean como centro. Entre ellos destacan, quizá, el fomento de hábitos y técnicas de trabajo de los alumnos para mejorar su rendimiento educativo, el fomento del desarrollo de su personalidad para ayudarles a tomar decisiones por sí mismos, el fomento de la tolerancia y el respeto, la participación de las familias en la vida del centro, las relaciones del centro con otras entidades o instituciones y la formación permanente y actualizada para todos los miembros de la comunidad educativa. Son objetivos, como se aprecia, bastante estándares, sin mucha ostentosidad ni pretensiones de ningún tipo. No se entienda esto como una crítica, nada más lejos de mi realidad: es un centro que busca hacer su trabajo de una manera correcta y suficiente. ¡Ojalá consiguieran cumplir siempre todos los objetivos! (Aún no he conseguido averiguar en qué consiste eso de la "formación permanente".)
En el capítulo 5 se hacen definiciones bastante más concretas sobre la identidad del centro, como su aconfesionalidad intrínseca aunque oferte materias optativas de religión y la libertad de los profesores de dar opiniones personales sin que ello se deba intepretar como adoctrinamiento (¿esto cómo se les explica a chavales de 12-14 años?). Se comentan, además, los principios educativos del centro, como la educación en libertad, respeto y responsabilidad, la participación activa en la vida del centro de todos sus actores, la igualdad entre hombres y mujeres (niños y niñas), la integración y solidaridad para con los alumnos con necesidades educativas especiales, etc.
Los valores del centro quedan plasmados en su capítulo 6, valores que se distribuyen en diferentes categorías como la educación ambiental, la educación del consumidor, la educación para la igualdad de oportunidades de ambos sexos, la educación moral y ética, la educación para la paz, la educación para la salud y educación sexual, la educación vial y la educación para el desarrollo intercultural. Son ocho categorías que engloban un total de 30 valores que se busca inculcar en este centro.
Por su parte, el Reglamento de Régimen Interior del centro está dividido en numerosos capítulos destinados a sentar, principalmente, las normas de convivencia generales: estructura organizativa, uso de instalaciones, actividades docentes y derechos y deberes de profesores, alumnos y PAS. Es interesante, sin embargo, analizar despacio el capítulo sobre las faltas, sanciones y garantías procedimentales (capítulo 7) y contrastarlo con los valores que propugna el centro.
Las sanciones contempladas en el RRI del IES Emilio Ferrari se dividen en dos categorías: leves y graves o muy graves. Es relevante, y creo que está muy alineado con su PEC, que la primera de las acciones correctoras de la conducta resalte el carácter educativo y recuperador de las mismas. Es decir, que no se castigue por castigar, sino que se procure que sirva realmente para reconducir la conducta y las relaciones de todos los miembros de la comunidad educativa. Además, relativiza esas actuaciones correctoras indicando que se deben tener en cuenta las circunstancias personales del alumno o alumna y su edad.
Las medidas contempladas pueden ser de carácter inmediato (a discreción del profesor en caso de necesidad para detener lo antes posible una conducta contraria a las normas de convivencia). Esto es necesario y a la vez delicado, ya que requiere de agilidad por parte de los profesores para interpretar la situación, valorarla y escoger la mejor medida a aplicar. Se especifican además medidas posteriores para algunas infracciones que van desde medidas de corrección (para las leves) hasta la apertura de procedimientos sancionadores (para las más graves).
Finalmente, me parece muy interesante el capítulo destinado a la mediación. Se trata de una iniciativa destinada a abordar los conflictos, analizar la postura de todas las partes y tratar de alcanzar una solución satisfactoria para todas ellas. Recuerdo que fue en mi etapa de alumno en este instituto cuando comenzó esta iniciativa y sí que nos hacían partícipes de ella, cómo se solucioban algunos problemas que habían surgido y aprendíamos todos algo con ello aunque no hubiéramos participado directamente en el proceso de mediación. Este proceso de mediación se llevaba a cabo participando siempre alumnos (los involucrados y voluntarios imparciales) y profesores (de una comisión que se creó específicamente para eso).
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